lunes, 31 de marzo de 2025

¿CÓMO ES LA ESTRUCTURA DE LAS HOJAS?

La hoja es el órgano de la planta dedicado fundamentalmente a la fotosíntesis, al menos en condiciones normales, es decir, cuando muestra el característico aspecto verde, y está más o menos extendida, plana y delgada. Generalmente está formada por dos partes distintas: una parte ensanchada denominada lámina y otra cilíndrica y larga, que une la anterior al tallo y se denomina pecíolo.

Existen hojas denominadas simples, como la del laurel, platanero y calabacera, etc., con la lámina formada por una sola pieza, y hojas compuestas, que muestran varias partes independientes entre sí, como en el caso del rosal, la acacia y el falso castaño. La forma de la lámina foliar es también bastante variable, y según su morfología recibe los nombres de oval, triangular, lineal, acorazonada, espadiforme, lanceolada, acicular, etc.; en función del perfil se clasifican en enteras, serradas, dentadas, lobuladas, laciniadas, etc.

La nerviación de las hojas constituye otro carácter importante: las nerviaciones proceden del tallo y representan las últimas terminaciones de los elementos conductores que después de recorrer el pecíolo forman un fino retículo por toda la lámina foliar. Su disposición es un carácter distintivo utilizable en la clasificación de los vegetales. A grandes rasgos, y según la nerviación, las hojas pueden clasificarse en paralelinervias, cuando las nerviaciones corren paralelas a los bordes de la lámina, y penninervias, en el caso de que dispongan de una nerviación principal mediana de la que parten numerosas nerviaciones secundarias, paralelas entre sí. Finalmente, se denominan palminervias las hojas en las que varias nerviaciones se disponen radialmente por toda la lámina a partir de donde ésta se inserta en el pecíolo.

Las dimensiones de las hojas son también muy variables, ya que pueden ser muy reducidas como en la elodea (Elodea canadensis) o en la esparraguera, mientras que la lámina es de gran tamaño en la flor de loto y especialmente en la famosa especie Victoria regia, cuyas hojas alcanzan un diámetro superior a un metro.

Puede suceder que bajo determinadas circunstancias se modifiquen las características propias de las hojas. Algunas transformaciones son fundamentalmente la fotosíntesis, al menos en condiciones normales, es decir, cuando muestra el característico aspecto verde, y está más o menos extendida, plana y delgada. Generalmente está formada por dos partes distintas: una parte ensanchada denominada lamina y la otra cilíndrica y larga, que une la anterior al tallo y se denomina peciolo.

Existen hojas denominadas simples, como las del laurel, el platanero y calabacera, etc., con la lámina formada por una sola pieza, y hojas compuestas, que muestran varias partes independientes entre sí, como el caso del rosal, la acacia y el falso castaño. La forma de la lámina foliar es también bastante variable, y según su morfología recibe los nombres de oval, triangular, lineal, acorazonada, espadiforme, lanceolada, acicular, etc., en función del perfil se clasifican en enteras, serradas, dentadas, lobuladas, laciniadas, etc.

La nerviación de las hojas constituye otro carácter importante: las nerviaciones proceden del tallo y representan las ultimas terminaciones de los elementos conductores que después de recorrer el peciolo forman un fino retículo por toda la lamina foliar. Su disposición es un carácter distintivo utilizable en la clasificación de los vegetales. A grandes rasgos y según la nerviación, las hojas pueden clasificarse en paralelinervias, cuando las nerviaciones corren paralelas a los bordes de la lamina, y penninervias, en el caso del que dispongan de una nerviación principal mediana de la que parten numerosas nerviaciones secundarias paralelos entre si. Finalmente, se denominan palminervias las hojas en las que varias nerviaciones se disponen radialmente por toda la lamina a partir de donde esta se inserta en el peciolo. Las dimensiones de las hojas son también muy variables, ya que pueden ser muy reducidas como en la elodea ( Elodea candensis) o en la esparraguera, mientras que la lamina es de gran tamaño en la flor de loto y especialmente en la famosa especie Victoria regia, cuyas hojas alcanzan un diámetro superior a un metro Puede suceder que bajo determinadas circunstancias se modifiquen las características propias de las hojas.

Algunas transformaciones son especialmente drásticas, cómo ocurre en el caso de las espinas. En otros casos, las hojas se transforman en zarcillos que son utilizados por las plantas volubles para trapear, como ocurre con la planta del guisante. Los zarcillos debidos a transformaciones foliares son distintos de los que proceden de la reducción de ramificaciones, como la vid. Las escamas que protegen las yemas son asimismo hojas transformadas, como ocurre ene l bulbo de la cebolla. En las denominadas plantas carnívoras, las hojas se modifican para propiciar la captura de insectos, cuyos cadáveres son utilizados para proporcionar el necesario complemento mineral, ya que estas plantas suelen vivir en lugares muy pobres. Finalmente, también hay que entre presente que al menos las partes más llamativas de las flores (pétales y sépalos) proceden asimismo de hojas transformadas. Las hojas de las distintas plantas no crecen libremente, sino que están reguladas en su desarrollo por una ley de simetría tan exacta que puede expresarse mediante una fórmula matemática.

La mayoría de las hojas ofrecen una estructura dorsiventral: presentan una página superior, denominada haz, cuya epidermis esta revestida por una fina cutícula, y otra inferior, denominada envés, con la epidermis provista de una serie de aberturas que reciben el nombre de estomas (del griego stóma, "boca"). cada estoma está formada por dos células reniformes opuestas y en comunicación con una pequeña cavidad que recibe el nombre de cámara subestomática. Las dos células de cierre regulan la abertura y oclusión de la cavidad y en consecuencia los intercambios gaseosos que tienen lugar con la cámara subestomática a través de un mecanismo muy interesante. Según el mayor o menor grado de turgencia de las células, los bordes de la estoma se abren o se aproximan hasta cerrarse por completo, de modo que la planta puede regular a voluntad este movimiento en función de la variación de las condiciones externas y de sus necesidades vitales. 

Aún cuando a veces algunos de estas estomas se disponen en el haz, en general las estomas suelen encontrarse en el envés, donde es posible observarlos a través del microscopio. Como cantidad estimativa, existen alrededor de varios centenares por mm². Las hojas que flotan de algunas plantas acuáticas tienen las estomas localizados en la página superior, puesto que es la única cara de la hoja que se halla en contacto con el aire. 

Todo el espacio dispuesto entre las dos epidermis está ocupado por tejidos, zona que en conjunto se denomina mesófilo; su espesor es variable según la consistencia de las hojas. Debajo de la epidermis del haz se dispone una capa que recibe el nombre de parénquima en empalizada: las células que lo forman con abundantes cloroplastos, están dispuestas una junto a la otra a modo de palos. A continuación, se dispone un estrato de células más o menos esféricas, separadas por grandes espacios intercelulares (tejido esponjoso o lagunar). Estas células contienen un número muy reducido de cloroplastos en relación con las anteriores, este hecho explica por qué la cara inferior de las hojas suele ser de un color verde menos intenso. En los bordes y en el ápice de la hoja se observan al microscopio los denominados estomas acuíferos, cuya finalidad es la eliminación del agua que ha sido absorbido en exceso. Es frecuente observar en primavera, a primera hora de la mañana, brillar el sol pequeñas gotas de agua que parecen rocío: en realidad no son mas que gotitas de agua emitidas por los estomas acuíferos por la noche, cuando la temperatura demasiado fría no permite la suficiente transpiración de la planta. 

Por el tejido mesófilo están diseminados los vasos conductores (la nerviación). La parte central del sistema contiene vasos leñosos y tubos liberianos, con una disposición que queda determinada por su situación  en el tallo. hacia el haz se disponen los vasos leñosos que discurren por el interior del cilindro central, mientras que hacia la pagina inferior se disponen los tubos liberianos. También hay que señalar que la nerviación principal está dispuesta casi siempre en el centro de la lamina foliar, puesto que realiza también una función mecánica de sostén al tender a favorecer la buena disposición de la hoja frente  a la luz solar. En las hojas no se desarrolla una estructura secundaria, dada la vida relativamente breve de las mismas.

En muchas especies las hojas nacida en primavera se marchitan y caen con los primeros fríos otoñales (especies de hoja caduca) existen también otras especies en las que el follaje perdura durante todas las estaciones y no se pierde todo simultáneamente, sino que poco a poco los elementos mas viejos son sustituidos por las nuevas hojas. Como ejemplo de especies de hojas perennes pueden citarse el olivo, los agrios, el laurel, numerosas especies de coníferas, etc. En general, este proceso de renovación de las hojas esta estrechamente relacionado con a las condiciones climáticas. Al carecer de hojas, la planta entra en una especie de letargo que hace que entretanto la actividad quede sumamente reducida. De este modo, puede afrontar sin perjuicio los largos periodos de calor y frio excesivos. Sobrevivirán, por consiguiente, a todos los rigores climatológicos.

 

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