Efectivamente, algunas especies se asemejan a cálices, a trompetas, a conos, a abanicos y con algunos de estos nombres se designan en el lenguaje popular. El grupo se conoce con el nombre de Esponjarios o Poríferos, y hace referencia a la peculiar característica de presentar el cuerpo perforado de minúsculos poros, denominados poros inhalantes.
La estructura del cuerpo de las Esponjas es muy
sencilla y puede representarse esquemáticamente en forma de un saco con tres
capas: el agua del medio en el que viven penetra a través de los poros
inhalantes hasta la cavidad del saco, empujada por una corriente generada por
células particulares (denominadas coanocitos provistas de un collar o de un
largo flagelo que, con su movimiento, asegura el desplazamiento del agua y de
las partículas que se encuentran en suspensión en su
seno.
Los pinacocitos, cuidan del revestimiento protector
externo, mientras que los amebocitos, cuya principal función consiste en actuar
como matriz de reserva, participan también en otras funciones, como la
secreción de determinados elementos esqueléticos (las espículas), de morfología
variada, según las especies (en forma acular, rafe, córnea o silícea y
responsables del aspecto global del animal.
En relación a las restantes características
corporales, las esponjas son de organización realmente muy simple: carecen de aparato
digestivo (el alimento es tomado directamente por las células), les falta
asimismo un sistema nervioso e incluso la musculatura (sin embargo, algunas
células son capaces de contraerse). Y, aunque disponen de una organización
superior a la de Volvox, no muestran ningún tipo de coordinación entre las
distintas funciones realizadas por las células constituyentes: su
funcionamiento responde en la práctica a la suma de todas las unidades
celulares que forman parte del organismo.
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