or amarillo y lisa (el genotipo puede escribirse con la expresión AALL al tratarse de dos caracteres dominantes)con guisantes de semilla verde y aspecto rugoso (ambos caracteres recesivos, aall), obteniendo , así, en la primera generación la totalidad de plantas heterocigóticas con semillas amarillas y de piel lisa.
Sin embargo, al cruzar entre si los híbridos de la primera generación F1, se obtenía una segunda generación F2con diversos componentes. Los 16 híbridos obtenidos se distribuían así:
9 fenotipos de semilla amarillas y lisas
3 fenotipos de semillas amarillas y rugosas
3 fenotipos de semillas verdes y lisas
1 fenotipo de semillas verdes y rugosas
En la practica, por consiguiente, al cruzar entre si individuos con dos o mas pares de caracteres antagónicos, que a primera vista aparecen estrechamente unidos entre si, se produce durante el proceso de hibridación su disociación, de modo que se transmiten de forma independiente a los descendientes.
Las leyes que Mendel había descubierto al trabajar con plantas de guisantes demostraron tener una validez universal, lógicamente, también en el caso del hombre, numerosos caracteres de tipo mendeliano se transmiten de acuerdo a los postulados de las leyes de Mendel. Por ejemplo, en el caso de los cabellos, el color castaño es dominante sobre el pelirrojo y los cabellos crespos son dominantes sobre los lisos; en los ojos, los ojos oscuros dominan sobre los azulados, la nariz de forma aguileña domina sobre los otros tipos, etc. Frecuentemente, sin embargo, la herencia de determinados caracteres somáticos depende de la edad y el sexo: no es extraño ver a personas de pelo oscuro en la madurez y que en cambio eran rubios durante la infancia. En realidad, el mecanismo de transmisión de los caracteres es a menudo bastante completo, aun cuando el análisis superficial parezca indicar una transgresión de las leyes de Mendel. Si se profundiza en el estudio, siempre se confirma la validez universal de las hipótesis de Mendel.
Sorprendentemente, los descubrimientos de Mendel no remecieron la atención de los biólogos contemporáneos. Solo muchos años después, precisamente cuando los avances de la microscopía electrónica permitieron la observación de los cromosomas dispuestos en el núcleo, la mayor parte de los científicos se dieron cuenta de que debía existir una relación entre los misteriosos factores hereditarios (los genes) de Mendel y los cromosomas estudiados por Fleming.
En el año 1902, el biólogo americano Walter Sutton fundió ambos conceptos, avanzando la hipótesis (que posteriormente se demostró cierta) de que cada cromosoma estaba formado por una multitud de genes, responsables individualmente de un carácter especifico. Con ello, la genética alcanzo otra meta importante.
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