Este grupo incluye principalmente a ciertos hongos, bacterias y algunos protozoos, que juegan un papel esencial en los ecosistemas al reciclar nutrientes y facilitar la descomposición.
Al alimentarse de materia en descomposición, los saprófitos transforman compuestos complejos en sustancias más simples que pueden ser reutilizadas por otros organismos, especialmente las plantas.
Gracias a su acción, se mantiene el equilibrio natural, se evita la acumulación de desechos orgánicos y se enriquece el suelo con nutrientes, lo que favorece el crecimiento vegetal. En resumen, los saprófitos son fundamentales para el ciclo de la vida y el mantenimiento del medio ambiente.
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