Su coloración mimética le permite camuflarse eficazmente con el fondo marino, lo que lo convierte en un depredador sigiloso de crustáceos, moluscos y peces pequeños.
Es muy valorado en la pesca comercial y la gastronomía por su carne blanca, suave y sabrosa. El lenguado también juega un papel ecológico importante en los ecosistemas bentónicos como parte de la cadena alimentaria marina.
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