Puede alcanzar hasta seis metros de longitud y se distingue por su cuerpo robusto, hocico puntiagudo, y mandíbulas llenas de dientes afilados en varias hileras.
Habita principalmente en aguas templadas y costeras, y se alimenta de peces, focas, leones marinos y otros mamíferos marinos.
Su excelente visión, olfato y capacidad para detectar campos eléctricos lo convierten en un cazador formidable.
A pesar de su fama como especie peligrosa para los humanos, los ataques son poco frecuentes. Actualmente, el tiburón blanco está catalogado como vulnerable debido a la pesca indiscriminada y la destrucción de su hábitat.
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