Al igual que la adrenalina, la noradrenalina desempeña un papel crucial en la respuesta al estrés, pero tiene efectos más pronunciados en el sistema nervioso y cardiovascular.
En el cerebro, actúa como neurotransmisor, influyendo en la atención, el enfoque, la vigilia y el estado de ánimo.
En el cuerpo, la noradrenalina aumenta la frecuencia cardíaca, contrae los vasos sanguíneos, lo que eleva la presión arterial, y mejora la circulación sanguínea hacia los músculos.
También tiene un papel importante en la regulación del sueño, la memoria y la respuesta emocional.
Los niveles elevados de noradrenalina pueden estar asociados con condiciones como la ansiedad, el estrés crónico o ciertos trastornos neurológicos, mientras que niveles bajos pueden contribuir a la depresión y la fatiga.
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