Este proceso no requiere semillas ni la intervención de células sexuales, por lo que las plantas hijas son genéticamente idénticas a la planta madre.
Es común en muchas especies, tanto de forma natural como inducida por el ser humano a través de técnicas como el injerto, el esqueje o la división de rizomas.
Ejemplos de plantas que se reproducen vegetativamente son la papa, el ajo, el plátano y el césped.
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