Durante la hibernación, la temperatura corporal del animal disminuye, su ritmo cardíaco y respiratorio se ralentizan considerablemente y su consumo de energía se reduce al mínimo.
Esto permite que los animales utilicen las reservas de grasa acumuladas en su cuerpo para mantenerse con vida mientras están en este estado inactivo.
La hibernación no es un sueño continuo, ya que algunos animales pueden experimentar breves periodos de vigilia para alimentarse o ajustarse a su entorno, pero, en general, es un mecanismo adaptativo crucial para la supervivencia durante épocas de temperaturas extremas y recursos limitados.
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