Los tropismos son movimientos orientados, como el fototropismo (respuesta a la luz) o el geotropismo (respuesta a la gravedad), donde las plantas crecen hacia o en contra del estímulo.
Por otro lado, las nastias son movimientos no orientados provocados por factores como la temperatura, la luz o el contacto, como ocurre en las hojas de la mimosa, que se pliegan al ser tocadas.
Estos movimientos se deben a cambios en la presión de turgencia de las células o al crecimiento diferencial de tejidos.
Aunque carecen de músculos o sistema nervioso, las plantas pueden moverse lentamente como parte de sus mecanismos de adaptación y supervivencia.
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