martes, 1 de abril de 2025

¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE LOS FÓSILES?

 Al morir una planta o un animal, rápidamente su cuerpo entra en un proceso de descomposición a través del trabajo meticuloso e inexorable tanto de los agentes atmosféricos como de los microorganismos. En el agua, las cosas acontecen de modo distinto: el cada ver cuyos restos son depositados sobre el fondo, en determinadas circunstancias es cubierto rápidamente por el fango y por otros detritos que forman alrededor del cuerpo una especie de envoltura. lentamente, el agua se infiltra en la vaina protectora y las distintas sustancias minerales disueltas penetran por las porosidades, transformando el conjunto en una solida piedra. Este fenómeno se conoce con el nombre de fosilización y solo raras veces se ajusta con precisión al proceso descrito.

Otras veces, la acción del agua puede disolver al fósil destruyéndolo por completo. Entonces sólo la forma de los restos de la planta o del animal quedan impresos en la roca a modo de troquel. En una tercera y ultima fase, se el agua vuelve a infiltrarse nuevamente en la vaina vacía, los minerales disueltos en aquella se depositan en el interior, con lo que se rellena de nuevo la estructura. Entonces, en el interior de la envoltura se reconstruye la forma originaria del fósil, quedando fielmente reflejados todos los detalles de su relieve. Los paleontólogos y especialistas en el estudio de los fósiles dicen que estos constituyen un calco fiel del organismo primitivo.

En el ínterin, el medio en el que se encuentra depositado el organismo puede experimentar cambios y modificaciones repentinas: la deposición y el acumulo de nuevos estratos de materiales, un movimiento brusco procedente de las capas internas de la corteza  terrestre, la presión provocada por la deposición de capas de materiales pesados, etc., pueden haber provocado la emersión de los fósiles de sus primitivas zonas de deposición, lo que explica que actualmente se encuentren fósiles de características netamente marinas en lugares montañosos o en zonas de llanura que a través de la existencia de los fósiles han conservado caracteres de su pasado acuático.

Actualmente gracias al desarrollo de modernas técnicas, los investigadores están en condiciones de establecer con suficiente precisión la edad de una roca y, en consecuencia, la de los restos fósiles que haya podido conservar. La principal metodología utilizada es la de la datación radioactiva, puesta a punto alrededor del año 1945.

Los distintos elementos radiactivos que en pequeñísimas concentraciones están presentes también en los restos de los organismos al cabo de su muerte,, tienen la propiedad de transformarse en un periodo de tiempo muy largo en elementos químicos mucho mas estables. La cinética del proceso es invariable con el paso de los años. Por ejemplo, el carbono radioactivo se reduce a la mitad convirtiéndose en nitrógeno, cada 5370 años. 

Al cabo de 11460 años, la concentración inicial se habrá reducido en una cuarta parte, y asi sucesivamente.

Puesto que estamos en condiciones de poder medir el numero de desintegraciones producidas cada minuto, será posible calcular la edad de un organismo después de haber determinado la cantidad de material radioactivo presente en una muestra del mismo.

Este método permite retrocede hasta una época de 30000 a 40000 años y es muy útil para el paleontólogo o el arqueólogo que necesita obtener información sobre etapas relativamente recientes de la historia de la vida. En cambio, los geólogos, que se dedican al estudio de la Tierra, prefieren la utilización de sustancias radioactivas (caso del plomo o del uranio), cuyo periodo de desintegración se mide en millones e incluso en miles de millones de años. A través de estas técnicas y mediante el estudio de fragmentos de meteoritos a los que se les supone de una antigüedad comparable a la de formación del sistema solar, la mayor parte de los investigadores aceptan la edad de 4500 millones de años como índice de la antigüedad de nuestro planeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario