En el año 1809, Lamarck, primer partidario de la idea de la evolución anunció que el hombre procedía de antepasados animales. Pero 50 años después, Charles Darwin, con su teoría de la evolución (en la que sostenía que las formas más perfeccionadas proceden de antepasados primitivos), permitió a los antropólogos avanzar hipótesis más precisas y razonables basadas siempre en el supuesto de que las formas que precedieron a la especie humana fueron simios antropomorfos (semejantes, para mejor comprensión a los actuales gorilas, chimpancés, orangutanes y gibones) que vivían en los árboles.
Alrededor del año 1871, el antropólogo inglés Arthur Keith clasificó 1065 caracteres anatómicos sistemáticamente comparables a los de los primates, de los que solo 312 eran exclusivos de los representantes de la especie humana y los restantes eran comunes conocidos antropomorfos (algunos con simios no antropomorfos del Viejo Mundo y con simios platirrinos del nuevo mundo).
El descubrimiento de un casquete craneal de pitecantropo (Dubois, en 1891) permaneció durante algunos años sin clara atribución, pero sucesivos estudios y descubrimientos confirmaron la pasada existencia de homínidos pitecantropos y sinántropos que se diferencian del hombre actual, pese a poseer numerosos rasgos comunes y que en cambio se hallan muy próximos a los antropomorfos. De ahí se deduce la hipótesis de antropomorfos y homínidos presentan un antecesor común antropomorfo.
El naturalista americano W.K.Gregory es el autor de la más profunda y extensa formulación de la teoría de la procedencia antropomórfica del hombre a partir de Dryophitecus, diferenciándose de los restantes antropomorfos fósiles, sin embargo, la hipótesis de la procedencia del hombre de antropomorfos arborícolas, aunque apoyada por numerosas coincidencias anatómicas y paleontológicas, fue posteriormente cuestionada. La estructura anatómica de los antropomorfos orientada hacia la vida arborícola alcanzó un grado excesivo de diferenciación y especialización: extremidades anteriores muy largas y posteriores cortas, caninos de mayor desarrollo que las restantes piezas, mano prensil, etc.Todos estos hechos indujeron a numerosos autores a buscar el punto de separación del tronco homínido del que desciende el hombre actual entre los monos catarrinos poco especializados o bien entre los primates primitivos.
De acuerdo con el autor inglés Wood Jones, los caracteres estructurales correspondientes a la arquitectura del cuerpo, y no aquellos que son el resultado de procesos secundarios de adaptación, testimonian una estrecha semejanza entre el hombre y los tarsioiddeos, prosimios extraordinariamente abundantes en el Paleoceno y el Eoceno inferior, un período comprendido entre hace 60 y 50 millones de años. Entre estos caracteres cabe citar la postura directa bípeda, con alargamiento de las extremidades inferiores y la particular conformación del pie, mayor desarrollo de la parte cerebral del cráneo en relación con la facial y falta de prognatismo, cobertura parcial del campo visual mediante dos ojos provistas de visión esteroscópica, es decir, con capacidad para apreciar el relieve de los objetos, lo que quizá contribuyó al desarrollo del cerebro humano.Podrían citarse otros muchos caracteres de idéntico estilo, sin embargo, la hipótesis de Wood Jones no ha podido ser probada a través de los restos fósiles y ha sido poco aceptada, por tanto, en relación con el tema del origen del hombre se llegó a un punto muerto.
Por un lado no pueden olvidarse las abundantes semejanzas con los antropomorfos que con todo aparecen ya demasiado especializados; por otro, mientras que a partir de los primates menos evolucionados (Cinomorfos, Platirrinos, Lemúridos y Tarsioideos) pueden deducirse determinados caracteres humanos que no están presentes en los antropomorfos, estos presentan a su vez especializaciones ausentes en el hombre.
El descubrimiento de los restos de Austroalopithecus (el primer hallazgo tuvo lugar en 1924 pero solo a partir de 1936 se dispuso de pruebas suficientes) permitió resolver el enigma al conocerse la existencia de un grupo nuevo de primates antropomorfos de postura bípeda, que participaban a la vez de los caracteres homínidos y de los antropomorfos. Entre los caracteres fundamentales humanos presentes en los Australopitecinos hay que citar, además de la marcha bípeda y la postura erecta, la adecuada conformación de la caja craneal, la forma de la superficie masticadora de los dientes y otros varios.
Sin embargo, los datos geológicos y paleontológicos demuestran que Austroalopithecus es demasiado reciente ya que se corresponde con la primera fase
del cuaternario (unos 500,000 años), momento en el que los pitecantropos, primeros
homínidos, ya existían en Java.
Otros descubrimientos recientes que conviene citar fueron los primates antropomorfos del mioceno, denominados proconsul y limnopithecus en África Oriental; Propliopithecus acaso un precursor directo del gibón y el minúsculo para Parapithecus, menos diferenciado, próximo a los lemuridos hallado en terrenos oligocénicos de Fayum, en Egipto. Todos estos tipos se encuentran en el origen o muy próximos de dos grandes estirpes: la de los hilobátidos que conducen hasta el gibbón y la de los póngidos que llevan al orangután, chimpancé y gorila. En estas dos últimas ramificaciones se desarrolló de modo paralelo una adaptación cada vez más estrecha a la vida arborícola, con la suspensión restringida a las extremidades superiores y la conformación de la dentición y alargamiento del rostro. A partir de las estirpe póngida, H.-V Vallois y P. Grassé (pero solo en los inicios, cuando las especializaciones citadas apenas estaba esbozadas) se separaron los australopitecos en un sentido divergente, en dirección a la vida bípeda terrestre, con alargamiento de las extremidades inferiores, desarrollo de la función prensil de la mano con las consiguiente evolución del pulgar y conservación de la forma primitiva de los dientes, sin hipertrofia de los caninos.
Geológicamente, los primates fósiles más sentidos aparecen a principios del terciarios, con una antigüedad de unos 54 millones de años en formas pequeñas con caracteres lemuroideos presentes en el Eoceno de América y Europa, dónde habitaron hasta avanzado el oligoceno.
En el oligoceno, hace aproximadamente 34 millones de años, se consumó la separación de las estirpes actuales de los Lemúridos, Cinomorfos y de los antropomorfos cuyos restos, extraordinariamente raros, han sido en las excavaciones de Fayum.
En esta época ya había sido adquirido los caracteres esenciales propios de los antropomorfos: Toda la teoría de la evolución demuestra que la separación de la estirpe humana es anterior y se remonta al momento en que tiene lugar la diferenciación de los lemuridos. Presumiblemente hay que concederle una antigüedad de unos 30 millones de años. La existencia de homínidos anteriores al cuaternario ha sido siempre muy discutida y se carece de pruebas paleontológicas.
Sin embargo, en época bastante reciente se descubierto, en un
yacimiento de lígnitos de Baccinello, en Toscana (Italia) gran parte de un esqueleto
de un primate bastante misterioso en la última edad aproximada de 18 millones
de años (Mioceno) en el que el profesor Hurzeler, del Museo de Basilea ha reconocido con certeza los caracteres del rostro y del cráneo, de la dentadura y de la pelvis
de un ser humanoide, un homínido provisto de extremidades anteriores alargadas
como las de los antropomorfos y que lo ha definido como un animal arborícola: ha
sido denominado Oreopithecus bamboli a causa del nombre de la localidad donde
fue hallado (Monten Bamboli) y probablemente pertenezca a una especies extinguida sin continuidad.
Ningún otro descubrimiento enlaza la época comprendido entre la mitad del terciario y los inicios del cuaternario. Durante mucho tiempo no se pensó en asociar a los australopitecinos (cuya presencia era conocida en especial por los numerosos hallazgos realizados en África y cuya posición zoológica fue durante mucho tiempo discutida) con una característica peculiar del hombre: la existencia de una rudimentaria industria por lo que también se conoce todo el grupo con el nombre de homo faber .
Sin embargo, abundaban la manufacturas líticas obtenidas por desgaste de los guijarros de las terrazas fluviales, que constituyen lo que los autores anglosajones conocen con el nombre de pebble culture (cultura de los guijarros). En el verano de 1959, durante las excavaciones realizadas en la célebre yacimiento de Olduvai, cercano al lago Tanganica (África), el doctor Leakey descubrió en un nivel inferior del cuaternario, acompañado de una fauna de un millón de años de antigüedad, el cráneo perfectamente conservado de un individuo que sin ningún género de dudas podía ser considerado australopiteco.
En las proximidades hallaron diversas manufacturas en piedra y hueso quebrados de Pequeños animales, atribuibles a restos de comida. A este primer homo faber hasta entonces descubierto Leakey lo denominó Zinjanthropus boisci, por el nombre de la localidad (Zinj) en la que tuvo lugar el descubrimiento. En esta reconstrucción necesariamente muy fragmentaria de la historia de la estirpe humana, la observación más importante que cabe deducir es que numerosas caracteres netamente humanos (por ejemplo la postura erecta y la marcha bípeda que liberó las extremidades anteriores de la función locomotora, el desarrollo de la mano y el perfeccionamiento de la visión) estaban ya presentes en algunas especies animales con anterioridad a la aparición del hombre.
Lo que ha marcado claramente la distinción entre el hombre y las restantes especies animales han sido el desarrollo cerebral que puede deducirse a través de la capacidad craneana de los diversos tipos considerados. El desarrollo del cerebro conducido a la diferenciación de los centros psíquicos esenciales, a la organización de las áreas cerebrales asociativas y finalmente a la aparición de dos caracteres específicamente humanos: la conciencia y la utilización de la palabra en la comunicación.
A partir de descubrimiento realizado por Dubois en Java en 1891 y posteriormente por Vong Koenigswald en 1936, por Black en 1927 cerca de Pekín, los descubrimientos de Argelia y Marruecos y los numerosos descubrimientos europeos de preneandertalenses, se llega a través del hombre de neandertal hasta el Paleolítico. Los exámenes incompletos de esta línea evolutivo han conducido a reconstrucciones caricaturescas y arbitrarias de los neardentalenses. Estos constituyen los antecesores inmediatos del homo sapiens, del que no se diferenciaban en un número muy elevado de caracteres. Los neandertalenses, de los que existían distintas variantes raciales, geográficas e individuales se extinguieron, Mientras que el Homo sapiens se afianzó en el teatro de la vida.
De este largo recorrido a través de las épocas solo conocemos algunos breves episodios situados en el último millón de años. Solamente estamos en condiciones de establecer que en un momento dado, en el seno de una población de australopitecos, por ejemplo, apareció una mutación progresiva del tipo pitecantropoide cuya descendencia de eso rápidamente dominante y suplantó a la población inicial, de este modo se produjeron las sucesivas fases: pitecantropos, neardentalenses y Homo Sapiens. Todas las pruebas apuntan a que este proceso tuvo lugar en el continente africano, centro de la evolución de los primates al igual que de otros animales durante las eras terciarias y cuaternaria.
Los ejemplares de homo sapiens pertenecientes ya de los años de la arqueología prehistórica muestran unos rasgos prácticamente idénticos a sus descendientes actuales. Sin embargo sus primeros representantes carecieron de diferenciaciones raciales. Formaban un grupo relativamente homogéneo con una serie de caracteres que actualmente se hallan más o menos dispersos entre los diferentes tipos, sin que sea posible referir específicamente a cada uno de ellos a una de las razas actuales. Las diferentes rosas se desarrollaron de modo progresivo y se fijaron geográficamente a partir del momento en el que quedaron establecidas las condiciones climáticas actuales y se inicia un tipo de vida agrícola y sedentaria en las poblaciones del Neolítico.
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