En los seres humanos, el corazón está dividido en cuatro cavidades: dos aurículas y dos ventrículos, que trabajan de forma coordinada para mantener un flujo sanguíneo constante.
La sangre desoxigenada llega al corazón desde el cuerpo y es enviada a los pulmones para oxigenarse, y luego retorna al corazón para ser distribuida al resto del organismo.
Este proceso, conocido como circulación doble, es controlado por una serie de válvulas que aseguran que la sangre fluya en una sola dirección.
El ritmo cardíaco es regulado por impulsos eléctricos naturales, aunque puede verse influido por factores como la actividad física, las emociones y el estado de salud general.
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