Se caracterizan por su simetría radial, especialmente en la fase adulta, y por tener un esqueleto interno calcáreo formado por placas y espinas.
Su sistema vascular acuífero, que utiliza agua para impulsar un conjunto de pies ambulacrales, les permite moverse y capturar alimento.
Los equinodermos tienen una piel cubierta de espinas y una gran capacidad de regeneración, pudiendo recuperar partes de su cuerpo perdidas, como brazos o discos centrales.
La mayoría se alimenta por filtración o depredación y presentan una reproducción sexual con fecundación externa.
Son fundamentales para los ecosistemas marinos, jugando roles clave en el control de las poblaciones de otros organismos y en la formación de hábitats.
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