El cuerpo de una planta está constituido por tres partes anatómicas: la raíz, el tallo y las hojas. La Raíz es el órgano encargado de fijar la planta al substrato, absorber el agua y sales minerales del suelo y, a veces, hace la función de almacén de reserva de algunas sustancias.
El tallo sirve de soporte a la planta y transporta los nutrientes. Su longitud y grosor son variables. Algunas plantas tienen tallos de pocos milímetros, mientras que en otras pueden llegar a medir más de 300 metros de longitud. Las hojas normalmente son superficies planas y verdes donde se realizan la fotosíntesis (síntesis de sustancias orgánicas a partir de otras inorgánicas, utilizando la energía luminosa) y los intercambios de gases.
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