Los movimientos de los vegetales superiores son generalmente pasivos y están relacionados con el crecimiento o con cambios en la turgencia celular, y se manifiestan como respuestas a estímulos del ambiente.
Estos movimientos se dividen en tropismos, que son orientados hacia o en contra del estímulo (como el fototropismo hacia la luz y el geotropismo hacia la gravedad), y nastias, que son movimientos no orientados causados por factores como el contacto, la temperatura o la luz (por ejemplo, el cierre de las hojas de la mimosa al ser tocadas o la apertura de flores según la luz solar).
A diferencia de los vegetales inferiores, las plantas superiores no se desplazan de un lugar a otro, pero sus movimientos les permiten adaptarse mejor al entorno, optimizar la captación de luz y agua, y protegerse frente a daños o depredadores.
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