Consiste en consumir una variedad de alimentos que proporcionen los nutrientes esenciales, como carbohidratos, proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales, en las cantidades adecuadas.
Estos nutrientes son necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo, el desarrollo físico, la energía y la prevención de enfermedades.
Una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables puede mejorar la función inmunológica, la digestión y la salud cardiovascular.
Además, es importante mantener una hidratación adecuada y evitar el consumo excesivo de alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas para prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y problemas del corazón.
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