Estas partículas estimulan las células olfativas, que envían señales al bulbo olfatorio y, posteriormente, al cerebro, donde se identifican y se asocian con recuerdos o emociones.
El olfato no solo permite disfrutar de aromas agradables, sino que también cumple un papel importante en la detección de peligros, como el gas o los alimentos en mal estado.
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