Muchas especies, como los lobos, elefantes, primates y algunas aves, desarrollan estructuras sociales complejas con jerarquías, roles definidos y comportamientos de comunicación.
Estas interacciones sociales pueden incluir el cuidado de crías, la defensa del territorio o la colaboración en la caza.
La vida en grupo también favorece el aprendizaje social, donde los individuos observan y copian comportamientos de sus congéneres, lo que mejora sus posibilidades de adaptación y supervivencia.
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