Utiliza su pie musculoso para perforar la piedra donde se protege y se alimenta filtrando agua para obtener plancton y materia orgánica.
Este molusco es común en el mar Mediterráneo y el Atlántico oriental, y aunque su carne es apreciada en la gastronomía, su recolección indiscriminada ha provocado un impacto negativo en los ecosistemas rocosos debido a la destrucción del hábitat.
Por ello, su pesca está regulada para preservar las poblaciones y el equilibrio ambiental de las zonas donde habita.
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