Los animales se desplazan mediante diversos mecanismos, como el caminar, nadar, volar o arrastrarse, y utilizan diferentes estructuras para ello, como patas, aletas o alas.
El movimiento está controlado por el sistema nervioso, que coordina la contracción y relajación de los músculos esqueléticos o lisos.
En algunos animales, el movimiento es completamente voluntario, mientras que en otros, como en los animales marinos o los insectos, se da en respuesta a estímulos ambientales.
Este proceso es esencial para la supervivencia y la adaptación de las especies en su hábitat.
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