Este comportamiento puede ser innato, es decir, heredado genéticamente, o aprendido a través de la experiencia y la interacción con otros individuos.
Incluye actividades como la búsqueda de alimento, la defensa del territorio, el cuidado de las crías, la comunicación y la reproducción.
Estudiar el comportamiento animal permite comprender mejor cómo las especies se adaptan a su ambiente, cómo interactúan entre sí y cómo han evolucionado para sobrevivir en diferentes ecosistemas.
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