Estos movimientos se conocen como movimientos activos y son comunes en organismos unicelulares o coloniales que viven en ambientes líquidos.
Por ejemplo, algunas algas unicelulares, como las del género Chlamydomonas, utilizan flagelos para nadar hacia fuentes de luz (fototaxia) o alejarse de condiciones desfavorables.
A diferencia de las plantas superiores, que se mueven respondiendo a estímulos externos mediante crecimiento o cambios celulares, los vegetales inferiores pueden desplazarse activamente por sí mismos, lo que les facilita encontrar luz, nutrientes o condiciones ambientales más adecuadas para su supervivencia.
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