Estos movimientos se deben a cambios en la presión de turgencia de ciertas células o tejidos, lo que provoca la apertura, cierre o cambio de posición de algunas partes de la planta.
Un ejemplo común es el movimiento de las hojas de la Mimosa pudica, que se pliegan rápidamente al ser tocadas, conocido como tigmonastia.
Otros tipos de nastias incluyen la fotonastia (respuesta a la luz, como la apertura de flores) y la termonastia (respuesta a la temperatura).
Estos movimientos permiten a las plantas adaptarse a cambios ambientales de forma eficiente, aunque sin orientación específica hacia el estímulo.
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